6 de enero de 2011

LA BARBIE ASESINADA

Hace unos días iba andando por la calle de la tierra que me ha visto crecer, que puede ser cualquier pueblo de Mallorca, y de repente miro al suelo y me encuentro con esta imagen:

Me quedé tan perpleja al observar esa situación con tanta carga simbólica, que no pude hacer otra cosa que retratar ese instante. Lo que podemos ver en la imagen es una fuente donde antiguamente las personas del pueblo bebían, incluso posiblemente también lo hacían sus animales. Actualmente sirve como patrimonio cultural más que como abrevadero; por lo que tengo entendido, no corre agua potable por sus tuberías. Debajo de la fuente, medio flotando, se encuentra una Barbie sucia desnuda en una postura un tanto fortuita, con una cuerda rota atada a la cintura.
No puedo dejar de comparar esta situación con la de cualquier persona que se encuentra con el cuerpo de una mujer asesinada. Yo iba andando sin plantearme nada, arreglando el mundo mientras paseaba, y de repente me encuentro ese cuerpo solitario y sin vida. Así le pasa a todas las personas que se encuentran asesinadas a sus madres, hijas, vecinas, primas, hermanas, cuñadas, novias, conocidas, desconocidas… jamás esperan encontrarse en esa situación, nunca se está lo suficiente preparada para asumir psicológicamente un golpe tan fuerte. Peor aún es que la que se encuentre el cuerpo sea una mujer, una nunca puede dejar de identificarse con esa situación, porque víctimas de violencia de género puede ser cualquiera por el simple hecho de ser mujer. No nos engañemos, los cuerpos violados, torturados, degollados y asesinados pertenecen a mujeres que un día estuvieron vivas y cayeron en manos del horror patriarcal más extremo.
La persona que se encuentra con el cuerpo, es una más de las víctimas indirectas de la violencia de género. Y es que puede ser cualquier persona la que se encuentre con esa situación, incluso menores que presencian el asesinato de sus madres y posteriormente se quedan esperando a que alguien los rescate. Y no sólo estoy pensando en las víctimas directas e indirectas de España, pienso en todas las mujeres víctimas de este feminicidio globalizado, de estos asesinatos por diversión que utilizan los cuerpos de las mujeres como meros objetos, de todas esas ablaciones que acaban en muerte por infección. Y sí, he dicho diversión: en Ciudad Juárez el asesinato de miles de mujeres se ha convertido en un deporte nacional, en una tradición machista que consiste en que un hombre o un grupo de hombres sale de marcha, se encuentra mujeres, las secuestra, tortura, viola, y asesina de forma habitual. Lo más terrible es que dichas muertes quedan impunes, ya que los cuerpos de las mujeres simplemente son encontrados por alguien  y metidos en una bolsa; estos asesinatos quedan sin investigar, sin  iniciar un proceso de búsqueda de mujeres desaparecidas o de identificación. Así se encuentran los cuerpos de las mujeres de Ciudad Juárez a día de hoy:
Este sólo es un ejemplo del día a día de esta zona del mundo, pero en cualquier otro lugar remoto del planeta se está lapidando mujeres, mutilando sus cuerpos o anulando sus vidas hasta su muerte. No sorprende que dos de las víctimas que se destacan en este artículo sean mujeres universitarias: a determinados sectores masculinos de la población sigue sin interesarles que las mujeres se cultiven. No les interesa la autonomía femenina, ni su independencia económica, ni que reciban educación. Sólo interesa mantener su poder y sus privilegios a costa de la represión y la violencia, y acaban utilizando dicha violencia como forma de opresión ejemplar hacia las mujeres. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que una violencia de género individual se convierte en una forma de violencia social a partir de que son hombres los que ejercen la violencia contra las mujeres. La violencia de género y el feminicidio se convierten en un mecanismo más de represión y sometimiento social hacia las mujeres, porque el mensaje es directo y claro: cuidado mujeres, que si no cumplís con vuestro mandato patriarcal, esto es lo que os puede ocurrir. Así funciona el mecanismo del miedo. En la noticia que he enlazado lo podemos ver más claro: cuidado mujeres universitarias que educáis vuestras mentes, estáis en el punto de mira de las bandas callejeras, mejor quedaros en casa, así estaréis más protegidas.
En España tengo un ejemplo más directo. La mayoría de mujeres víctimas de violencia de género con las que trabajo, explican que sus maltratadores en muchas ocasiones viendo en los informativos las noticias de asesinatos de mujeres en televisión, las han amenazado de forma ejemplar: “¿ves?  Esto le pasa por no obedecer a su marido. Así acabarás tú si no haces lo que yo te diga” dicen sus maridos o parejas.
Encontrarse cuerpos de mujeres asesinadas puede ocurrir en cualquier parte del planeta, lo único que cambia es el número de mujeres y la cantidad de violencia que se haya ejercido sobre ellas.  Sentémonos un momento y miremos a nuestro alrededor para darnos cuenta de cuántas mujeres son importantes en nuestras vidas y lo mucho que nos afectaría su pérdida de una forma tan absurda y sin sentido.
Revivo el testimonio de una amiga que se encontró a los veintiún años el cuerpo de su madre ahogada dos días después de que su novio la asesinara, pienso en la sensibilidad que me aporta trabajar con mujeres víctimas de violencia de género, recuerdo un documental que vi  hace años sobre el feminicidio en Ciudad Juárez que jamás he olvidado, cuyos cuerpos violentados impunemente aun rondan por mi cabeza. Estos son algunos de los pensamientos que me vinieron a la cabeza, los que asocié a la imagen de una simple muñeca con este drama social como es la violencia de género. En el fondo me alegro de que sólo se tratara de eso, de una simple muñeca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario